PRÓLOGO
de Ainhoa Rebolledo
Hace mucho que no se discute (ni fuerte ni débilmente) sobre la utilidad o no utilidad de internet. Ya se da por hecho que está bien, que vale, ¡qué viva el progreso! y ahora, cuando se habla (no ya discute) se hace sobre la adicción a la mensajería instantánea (en sus múltiples formas y variantes) y de por qué no me contesta si tiene el móvil y TODO el internet con sus MÚLTIPLES redes sociales en el bolsillo y no le cuesta nada –cero céntimos– contestarme a uno –al menos uno– de los ochenta y cuatro (84) mensajes que le he enviado. Leer más