La parte más caliente
de Juan Soto Ivars
Eran los días en que el trabajo no nos había tocado. Los días en que conocíamos íntimamente al verano y él nos permitía pasear sobre su espalda. La vida era para nosotros ir y venir por las calles conocidas, apacentar el aburrimiento en los descampados que rodeaban al pueblo y fantasear con las chicas: criaturas incomprensibles y deseadas que nos ignoraban como a mendigos pedigüeños. Leer más