Numero 12 Español
Pequeña nota introductoria
Colla 12 (Los ingrávidos) se propone ofrecer una panoramica de la nueva narrativa escrita por algunos autores españoles nacidos en los años ’80.
Cuando los autores fueron seleccionados estaban todos inéditos en Italia. La situación ha cambiado desde que los elegimos para este número de Colla. Belfondo, de Jenn Díaz, ha sido publicado recientemente por Edizioni La Linea, y estoy convencido de que para los otros la publicación italiana es solo una cuestión de tiempo.
Para saber más sobre los autores y la escena literaria española actual os remito a las entrevistas que encontraréis al final de los relatos.
Un agradecimiento particular para la autora del prologo, Ainhoa Rebolledo, y para los ilustradores.
Marco Gigliotti
PRÓLOGO
de Ainhoa Rebolledo
Hace mucho que no se discute (ni fuerte ni débilmente) sobre la utilidad o no utilidad de internet. Ya se da por hecho que está bien, que vale, ¡qué viva el progreso! y ahora, cuando se habla (no ya discute) se hace sobre la adicción a la mensajería instantánea (en sus múltiples formas y variantes) y de por qué no me contesta si tiene el móvil y TODO el internet con sus MÚLTIPLES redes sociales en el bolsillo y no le cuesta nada –cero céntimos– contestarme a uno –al menos uno– de los ochenta y cuatro (84) mensajes que le he enviado. Leer más
Un trozo de otra mujer
de Matías Candeira
La historia comienza en el mismo lugar donde todo desaparece: la mesa metálica, la luz de neón, los bisturís brillantes, los fórceps, y con esa coloración de los maderos que pasan mucho tiempo bajo el agua, el cuerpo de la mujer. Se llamaba Erika Santoni, una joven de ojos grises que había recibido un balazo de su compañero hacía tan solo un par de horas. Leer más
La niña suicida
de Paula Cifuentes
Sucedió hace mucho tiempo. Quiso saltar. Cayó en picado contra el asfalto y mi abuelo llora al recordarla. La llamaron de algún modo que ni recuerdo. Preferí recordarla como la niña sin nombre. Me dijeron que rezara. Que estaría en el cielo (y yo pensaba que si de verdad lo estuviera no habría acabado aplastada en el asfalto, bajo la ventana). Leer más
Un contracuento italiano
de Jenn Díaz
Ilaria se había subido al tejado, por la tarde, y medio anciana como estaba tenía miedo de bajar, pero Abriguito parecía que no tenía prisa, así que iba demorando el temor de caerse de allí mirándolo y diciéndole: gato bueno, Abriguito, gato bueno, tú me vas a ayudar a bajar de aquí. Leer más
La parte más caliente
de Juan Soto Ivars
Eran los días en que el trabajo no nos había tocado. Los días en que conocíamos íntimamente al verano y él nos permitía pasear sobre su espalda. La vida era para nosotros ir y venir por las calles conocidas, apacentar el aburrimiento en los descampados que rodeaban al pueblo y fantasear con las chicas: criaturas incomprensibles y deseadas que nos ignoraban como a mendigos pedigüeños. Leer más
Aladino y los flips del palo en Rawálistan sobre su mágica patineta
de Antonio J. Rodríguez
Ésta es la mierda. Corre una tarde aún medioveraniega de octubre, y a modo de diadema se sirve de unos ajustados auriculares dentro de los cuales Lauryn Hill está aullando con su afromegáfono: «Es divertido cómo el dinero cambia las situaciones», y etcétera. Junto al MACBA, Mahad-Yazdán, de 19 anyos, masca un chicle atento al escaparate de una tienda de pasteles mientras ostentosamente cuenta los billetes en la cartera. Leer más
Graves
de Sergio Lifante
Este año he vuelto a visitar Venecia. No he venido para dejarme deslumbrar por ninguna de las maravillas que ilustran las postales, ni espero comer en ninguna de sus tascas. He encontrado un pequeño albergue barato en el Lido, compro comida en los supermercados y me alimento a base de bocadillos Leer más